Desde un punto de vista técnico, podríamos definir DeFi como aquellas iniciativas o proyectos financieros de código abierto, que se gobiernan y ejecutan de una forma totalmente descentralizada y pública.
Para comprender DeFi tenemos que realizar una breve mirada al sistema de finanzas tradicional (TradFi), el cual esta totalmente centralizado. El sistema de finanzas tradicional, en resumen, se caracteriza por ser un sector regulado y/o administrado por un negocio, consorcio de compañías, organizaciones o instituciones, por lo tanto, los mecanismos también lo son. El resultado de esto es que los usuarios deben confiar en terceros, los cuales almacenan sus fondos para brindarles distintos servicios.
El ejemplo más claro en TradFi son los bancos, entidades financieras que hacen de intermediarios para el depósito, transferencias de dinero y otros productos financieros.
Las finanzas descentralizadas rompen con este paradigma, brindándole al usuario el control total de sus activos, sin la necesidad de ningún intermediario para acceder a los diferentes productos financieros tales como: préstamos, comercio, pagos, gestión de activos, etc.
Las posibilidades con DeFi son muy vastas, a diferencia de TradFi o CeFi, si quieres mandarle dinero a otra persona no necesitas un intermediario que realice el proceso, esto lo podrás hacer tú mismo, siendo soberano de tus activos, decidiendo en cada momento qué hacer con ellos, como y donde guardarlos, tan sólo necesitas una wallet (de lo cual hablaremos más adelante) un ordenador o un móvil y conexión a internet.
A parte de los bancos, hoy en día tenemos plataformas como ‘Bizum’ que permiten la transferencia instantánea de dinero, así que en estos momentos puedes pensar ¿Qué ventaja tiene DeFi sobre plataformas como estas, si me permiten realizar transferencias instantáneas de dinero, por ejemplo?
La respuesta es muy simple, el funcionamiento, tanto de ‘Bizum’ como otros procesadores de pago, no depende de nosotros, dependen de un intermediario, y este intermediario podría fallar en algún momento. Esto en DeFi no sucede, porque nadie, salvo tú, tienes el control de tus activos, si quieres mandarle Bitcoin a otra persona, lo haces directamente sin necesidad de un tercero. Todo sucede en la blockchain, la cual funciona de manera descentralizada y autónoma.
La gran revolución que supone el sector de DeFi no son los grandes rendimientos que puedas obtener, (aunque no vamos a engañarnos, a todos nos gusta ganar dinero) la gran revolución es escapar al yugo de las entidades financieras que se apalancan con nuestro dinero una vez y es depositado en sus entidades, las cuales incluso pueden terminar en quiebra, y denegarte la posibilidad de retirar tu propio dinero en casos de insolvencia.
Evidentemente el sector DeFi no está exento de riesgos, pero tú posees tus activos en todo momento decidiendo qué hacer con ellos, como hemos mencionado, ¿Acaso no supone esto suficiente aliciente, como mínimo, para tenerlo en consideración?
¿Te imaginas querer solicitar un préstamo y no tener que pasar por el laborioso proceso de estudio al que suele someter un banco comercial a sus clientes, para que, en última instancia, este decida en base a su capacidad económica e historial de crédito si es apto o no para que se lo conceda?
Todo esto y mucho más es posible con DeFi.
Antes de finalizar con esta parte cabe una mención especial a los ‘Exchanges’ o intercambios centralizados, CeFi. Probablemente muchos habréis empezado en cripto comprando en este tipo de plataformas (todos lo hemos hecho). Es lo más sencillo y cómodo en un principio, ya que no se requiere ninguna habilidad o conocimiento especial para hacerlo. Introduces los datos de tu tarjeta visa y compras la criptomoneda que quieras, fácil y rápido.
Pero esto presenta un inconveniente, al igual que sucede con los bancos, estas dependiendo de un tercero, son ellos quienes custodian (y gestionan) tus activos, no tú, con el riesgo que ello conlleva. ¿De qué riesgos estamos hablando? Pues, por ejemplo:
En resumen, tener tus activos en un ‘exchange’ o intercambio centralizado, CeFi, es similar a tenerlos en un ‘banco’, no eres dueño de ellos mientras estén en la plataforma… Probablemente a estas alturas te hayas dado cuenta del riesgo que supone, para ti como usuario, confiar en la plataforma de un tercero para que custodie tus activos por ti, si es así te invito a seguir leyendo para que descubras que puedes hacer al respecto.
Si has llegado hasta aquí probablemente estés pensando, esta muy bien todo esto de DeFi, pero ¿Cómo puedo ponerlo en práctica?
Aquí entran en juego las ‘wallets’. El término wallet hace referencia a una cartera, billetera o monedero virtual con el que podremos gestionar nuestros activos criptográficos. Cada criptomoneda tiene su propia wallet, en la mayoría de los casos necesitaremos una wallet independiente para cada activo. Por Ejemplo, para guardar ‘Ethereum’ necesitaremos una wallet específica, para guardar ‘Bitcoin’ otra diferente, y así sucesivamente. Además de estas, existen wallets multi-activos, es decir, monederos que nos permiten guardar criptomonedas de diferentes blockchains en una misma billetera. En un principio esto puede parecer más cómodo (ya que no necesitaríamos una billetera diferente para cada criptomoneda) pero a su vez, en mi opinión, es una práctica menos segura, ya que si por algún motivo perdiésemos el acceso a la wallet perderíamos todos nuestros cripto activos. Una vez y tengamos las criptomonedas en nuestras wallet podremos empezar a interactuar con los diferentes protocolos que existen en DeFi directamente, enviar activos, recibirlos, etc.
Esto tiene una curva de aprendizaje, ya que, a diferencia de los Exchanges, donde ellos se hacen cargo de nuestros activos y nosotros simplemente compramos, y nos olvidamos del resto, como mencionábamos anteriormente, en DeFi deberemos aprender a manejar las wallets y cuales corresponden a cada blockchain. Al principio puede parecer difícil, pero merece la pena aprender, ya que hablamos del control total de nuestros activos, con todos los beneficios (ya mencionados) que ello implica.
Las wallets funcionan mediante las llamadas ‘claves privadas’ y ‘claves públicas’
Una vez y tengamos creada y configurada nuestra wallet, necesitaremos enviar cierta cantidad de criptomonedas a ella para poder utilizarla. Aquí entra en juego otro concepto denominado ‘Gas’. El ‘Gas’ sería como una ‘comisión’ que tenemos que pagar por cada transacción que realicemos con nuestra wallet y este ‘Gas’ se cobrará en la criptomoneda correspondiente de cada Blockchain. Si estamos interactuando con la Blockchain de Ethereum, al usar la wallet, por cada transacción que hagamos se nos cobrará cierta cantidad de Ether para poder procesarla.
Hay diferentes tipos de wallets, con diferentes aplicaciones y diferentes niveles de seguridad, pero eso ya lo dejamos para otro artículo más detallado y concreto
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